Qué
fácil es escribirte, describirte,
cuando
entre los dos hay un océano de distancia.
Qué
fácil recorrer tus calles siempre frías
con
los pies templados de mi dedos.
Se
diría que las palabras alcanzan para definirte;
Se
diría que incluso los silencios encajan.
Pero
cómo decir,
con
qué palabras,
todo
lo que tú callaste;
si
el silencio ha sido siempre
una
de tus señas de identidad primeras.
Tanto
callaste, durante tantos años,
que
tu revolución no pudo ser sino Cantada.
Y
si otros países siguieron después tus pasos de danza
es
porque la rabia, como la música, también se contagia.
Lituania,
verde
y blanca Lituania,
escenario
de luchas anónimas,
de
muertes baratas.
De
afiladas agujas de iglesias rotas,
de
lagos que lloran al alba.
Lituania,
vieja
y joven Lituania,
el
horizonte parece tan cerca
que
sueñas y esperas,
Helado
de vida silvestre,
rarísima
piedra de ámbar.
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