En los cajones del mar hay muy pocas cosas:
Los peces que no supieron salir volando,
la rabia que nos inundó
y un suicidio lento de piano.
"Echar palabras como perros buscando a Anabel". Así definía Julio Cortázar en "Diario para un cuento" el oficio de escribir. Sin saber con certeza hacia dónde se dirigen mis perros, me limitaré aquí a liberar a las palabras de sus bozales y cadenas e instarles a que busquen. Palabras y placebos. Porque la literatura, que tantas veces nos ha sido presentada como inocua, también puede mitigar el dolor. Poemas, relatos y otros hijos bastardos de la narración breve se darán cita en este blog.
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