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miércoles, 1 de abril de 2020

MI ABUELA DICE



Hace un mes que no veo a mi abuela. Me invitó a comer el mismo día que el gobierno decretó el estado de alarma, pero preferí quedarme en casa. No le gustó que rechazara su invitación -lo percibí en su voz-, porque no suelo rechazar sus invitaciones y porque -argumentó después, en una última tentativa por tratar de convencerme- había hecho demasiada comida. Pero la abuela siempre hace demasiada comida y aquel sábado, cuando la epidemia del coronavirus comenzaba ya a tornarse incontrolable, habernos reunido como tantos otros sábados en torno a la mesa de la abuela, habría sido irresponsable. De manera que no fui, ni aquel sábado ni tampoco, claro, los sábados siguientes.

Ayer, mientras trataba de poner en orden sobre el papel un amplio catálogo de pensamientos, reflexiones y observaciones relacionados con la pandemia, me tomé un descanso para llamar a mi abuela. Llevaba tantos días leyendo lo que los amigos dicen, lo que los médicos dicen, lo que los políticos dicen, lo que los expertos dicen y lo que los periodistas dicen a propósito del COVID-19, que se me había olvidado por completo escuchar lo que tiene que decir mi abuela. La globalización debe ser eso; la falsa, ingenua e inducida sensación de identificación con un mundo que en realidad nos es ajeno.

Mi abuela vive sola. Lleva 28 años viviendo sola (desde que murió mi abuelo) y hoy dice que está bien, pero que tiene miedo. Yo le digo que no tiene por qué tenerlo, que no hay virus que pueda con ella. Y ella entonces se ríe, pero sospecho que sigue teniendo miedo.

Mi abuela dice que el coronavirus “fue creado exclusivamente para hacer desaparecer a los mayores del planeta”, porque “¿dónde se vio un virus que ataque solo a los viejos?”. Mi abuela dice que de vez en cuando “el virus se lleva también a algún joven, para despistar, para que no se note tanto”.

A mi abuela no le gusta decir la edad que tiene. Nunca le ha gustado. “Es un secreto de estado”, protesta entre dientes, cada vez que alguien se obstina en obtener de sus labios un número exacto, una especie de confesión, una fecha de nacimiento. Yo sé la edad que tiene y los dos que hoy forma parte de la denominada población de riesgo.

Mi abuela dice que últimamente casi no ve la tele, o la ve sin volumen, porque no le gusta escuchar lo que sabe que van a decir en la tele de las personas como ella. “Llega un momento en el que siempre dicen: 'Hay que recordar que la población a la que más afecta el virus...' y ahí justo le quito el volumen, porque ya sé de qué gente hablan”, se excusa riendo. “Tanta información te sugestiona y luego piensas que tienes fiebre aunque no la tengas”.

Mi abuela dice que los partidos de la oposición en España están tratando de aprovechar este momento para hacer política: “Están intentando echar al presidente. Eso es lo que quieren. Les da igual que estemos vivos o muertos, lo que todos quieren es echar al presidente”. Mi abuela es socialista, votó a Pedro Sánchez y no se arrepiente.

Mi abuela dice que si le tiene tanto miedo al coronavirus es “porque es desconocido, invisible y viene de China”. Mi abuela nunca ha estado en China, pero no se fía de la procedencia de este virus en concreto.

Lo que más entristece a mi abuela es que las familias no puedan despedirse de sus muertos, porque ella tampoco pudo despedirse de mi abuelo. “No me pude despedir porque no estaba en ese momento. Él preguntaba por mí y a mí me habría encantado saber qué quería decirme. Lo que menos esperaba es que se fuera a morir ese día. Pero al menos me pude despedir al día siguiente, cuando ya estaba muerto. Ahora es mucho peor porque no pueden hacer ni siquiera eso”.

Mi abuela guarda un recorte de periódico de un médico que hace algunos años aseguraba haber descubierto un tratamiento para que las personas viviesen 130 años. “A mí, estando como estoy, me encantaría llegar a los ciento y pico”, confiesa.

Mi abuela carraspea mientras habla, pero dice que ya carraspeaba antes.

Mi abuela dice que tengo que escribir lo que me dice.

Mi abuela dice que tiene ganas de vernos.

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