El tiempo se escapa.
El invierno a veces se queda.
Afuera el paisaje es el mismo, un paisaje de nieve,
y esta casa un retrato que apenas se mueve,
un silbido de agujas, lana y café.
Y hay un ruido de viento que viene y se aleja,
que no se detiene.
Anochece en la calle, es noviembre, es diciembre, es enero,
es ayer.
Y la leña se muerde las uñas debajo del fuego.
Y los coches parecen rebaños de flores ardiendo
en mitad de la noche, enferma de luna y de fe.
Amanece en la calle.
El paisaje es el mismo,
pero hay puntos de fuga si hay agujas y lana y café.
"Echar palabras como perros buscando a Anabel". Así definía Julio Cortázar en "Diario para un cuento" el oficio de escribir. Sin saber con certeza hacia dónde se dirigen mis perros, me limitaré aquí a liberar a las palabras de sus bozales y cadenas e instarles a que busquen. Palabras y placebos. Porque la literatura, que tantas veces nos ha sido presentada como inocua, también puede mitigar el dolor. Poemas, relatos y otros hijos bastardos de la narración breve se darán cita en este blog.
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