> Palabras y Placebos: noviembre 2014

jueves, 20 de noviembre de 2014

LA VERDADERA BELLEZA

Nærøyfjord, Noruega / Laura CM














https://www.flickr.com/photos/122278373@N05/sets/


No se trata simplemente de una pared de roca. Es la imagen que proyecta al precipitarse sobre el agua del modo en que lo hace. Es una visión que no sería capaz de explicarte por más que me lo propusiera. Es tan bello que te da miedo mirarlo. Que no te atreves a mirarlo y al mismo tiempo no puedes apartar la vista de eso que tienes delante.

Tendrías que ir allí tú mismo para poder entenderlo. Porque un fiordo puedes mirarlo, pero enseguida comprendes que no estás simplemente mirándolo -que estás pensándolo- pensándolo con los ojos, porque tus ojos tampoco alcanzan a explicarse lo que ven y necesitan pensar para poder descodificar esa imagen. Y entonces, mientras lo piensas, te das cuenta de que en realidad da miedo, de que es tan bello que da miedo y, en fin, eso te asusta y te entristece a partes iguales.

Te estoy aburriendo. No paro de hablar y ahora me doy cuenta de que en realidad no estoy diciendo nada. Nada que te pueda servir para entenderlo mejor, para comprenderme a mí al menos. Pero si te cuento todo esto es porque sé que eres tan tozudo que jamás irás a verlo. Aunque en realidad te pique un poco la curiosidad, te seduzca la idea de comprobar hasta qué punto estoy exagerando. Pero no irás -ya lo creo que no- y pensarás a cambio que soy un estúpido. Te reafirmarás en esa idea. Porque sólo un estúpido -resolverás- es capaz de emocionarse con una simple montaña. Y probablemente agregarás, en cuanto tengas la ocasión, que nada puede tener de especial aquel lugar si lo comparas con todas las grandes maravillas que has tenido la suerte de contemplar en tu camino. Seguramente dirás eso; utilizarás el término 'maravillas' para distanciar aún más eso que has visto -o que dices haber visto- de esto que trato inútilmente de describirte. Lo situarás en primer término, en otro plano distinto al que ocupamos yo y mis absurdas historias de viajes.


Y una vez que haya terminado de hablar, me mirarás con lástima, con esa condescendencia apática con la que miras todo lo que te rodea. Y entonces me dirás que no entiendes cómo puedo encontrar atractivo un lugar que, en realidad, no consigue provocarme más que miedo y tristeza. Y yo me quedaré callado -porque siempre pasa lo mismo- y me morderé la lengua para no decirte todo lo que llevo años deseando decirte. Y las palabras me alcanzarán tan solo para tratar en vano de explicarte por última vez que no hay belleza sin vértigo, que la verdadera belleza es simplemente tan triste y aterradora como lo era aquel paisaje

viernes, 14 de noviembre de 2014

NEVERAS EN EL ÁRTICO

No fue sencillo hacerse respetar porque uno no cambia el hielo por la cubitera, el frío elemental por el moderno electrodoméstico de la noche a la mañana. No fue fácil adaptarse a la vida en Groenlandia, acostumbrarse a la lentitud que supone habitar un espacio sin márgenes, pero también sin asideros cotidianos, rodeado de nieve  a todas horas y por todas partes

Groenlandia fue desde el principio una metáfora; una metáfora de la evasión o, más bien, de la ruptura de todo orden establecido. Viajó a la gigantesca isla en más de cuarenta ocasiones; cuarenta absoluciones que le sirvieron para purgar las culpas deducidas de una vida en sociedad más bien anodina o mediocre. Groenlandia fue siempre el exilio voluntario, un destierro interior que gradualmente se fue externalizando. La patria de los invisibles, pensaba él, pero lo cierto es que entre desaparecer y creerse invisible hay un abismo que, después de todo, no consuela tanto.

Allá se fue, en todo caso, nuestro hombre, por cuadragésima primera vez, hace hoy más de cuatro años. Por vez primera de cuerpo presente. Y sucedió que en lugar de huir se fue acercando -algo lógico por otra parte, cuando corres, sin saberlo, a tu propio encuentro- y la ansiada invisibilidad dejó paso a una visibilidad ansiosa, de la que le costó reponerse durante algún tiempo.

No tardó demasiado en descubrir que es difícil vivir aislado. Aislado en la mayor isla del mundo, en una palabra, incomunicado. De manera que se puso a trabajar en esto y aquello, durante algunos años, antes de constituir su propia empresa. Nadie vendía neveras en el viejo territorio inuit antes de su llegada, de modo que las neveras comenzaron a venderse por la sencilla razón de que no las vendía nadie. Y así fue como creció la fama y la popularidad de nuestro hombre, hasta que el negocio empezó a producir beneficios y, paralelamente, beneficiados.

Transcurridos cuatro años y dos meses, exactamente -aunque con el tiempo, ya se sabe, no hay nada exacto- llegó una carta a su domicilio de Nuuk procedente de ultramar, de su país natal y de su antigua novia, para ser exactos, -aunque con las antiguas novias y con los países natales, ya se sabe-.

Meditó mucho sobre la posibilidad de contestar. Sopesó sus posibilidades -fundamentalmente las dos, contestar o no, parece fácil-, pero como las margaritas de Groenlandia tienen los pétalos helados, jamás tuvo una segunda opinión al respecto y, tal vez por eso, terminó contestando.

Muy pronto las noticias sobre su paradero se fueron propagando en su ciudad natal porque su antigua novia le contó toda la verdad a la madre en funciones de nuestro hombre, y ésta inmediatamente a su padre, y así sucesivamente.

Quince días después de aquel primer acercamiento llegó la terrible respuesta -terrible en tanto que razonable- de su familia, claro está, en forma de carta.
Retomar la comunicación con su pasado desestabilizó más de la cuenta a nuestro hombre,  que inevitablemente comenzó a fantasear en los días previos a la recepción de la carta con aquella vieja historia del hijo pródigo, de la antigua novia enamorada todavía después de tanto tiempo y así sucesivamente.  La carta en cuestión, sin embargo, es esta que reproduzco ahora, para el conocimiento de todos y para el desencanto de tantos:


Querido Hijo:

Tanto Luisa como nosotros nos alegramos mucho de que estés bien, de que a pesar de haberte ido sin dar ninguna explicación a nadie, tengas ahora un buen empleo y un porvenir en ese sitio donde dicen que vives. Luisa nos ha pedido que te digamos que va a casarse la semana próxima con Carlos, Carlitos, ¿te acuerdas de él, verdad?, el hijo de los de la tienda, y que le gustaría que asistieses al enlace. La abuela ha preguntado mucho por ti a lo largo de estos años pero no nos hemos atrevido a decirle nada todavía, ¿qué necesidad tiene ella, a su edad, de llevarse un disgusto tan grande? Esperamos que lo entiendas. Nosotros estamos bien, tú no te preocupes por nada, bastante haces con ganarte la vida vendiendo neveras en el Ártico. Te quieren


Papá y Mamá

miércoles, 5 de noviembre de 2014

ESPEJO

No se puede tratar de retroceder hacia delante.
La comida masticada tiene el sabor del hambre.

El perro ya ladró.
Ya echó a correr detrás del palo.
Le dará alcance y lo zarandeará unas cuantas veces
antes de olvidar por qué corría tanto.

Tocará entonces volver a ladrar,
aguardando un nuevo lanzamiento,
esperando quizás que esta vez el palo
llegue más lejos,
vuele más alto.

No se puede tampoco tratar de avanzar hacia atrás.
Caminando hacia el pasado siempre se llega tarde.

Ya la besé.
Ya nos besamos.
Ya echamos a correr detrás del tiempo,
le dimos alcance,
y lo zarandeamos.